domingo, 20 de noviembre de 2022

UN ARTÍCULO DEL AÑO 2016 CON REPORTE DE MUERTES EN LA OBRA INCONCLUSA e INCONTROLADA

 

La muerte y la Cárcano

6 marzo, 2016 - LA JORNADA WEB



Uno de los tantos incidentes fatales. Imagen del sitio: https://nextmultimedio.com/carlos-paz-accidente-fatal/


POR VALERIA FLESIA

El domingo 28 de febrero, Mariana Andrea Pereira de 33 años intentó cruzar la avenida Cárcano a la altura de calle Filipinas a las 21:30 horas y fue arrollada por un Chévrolet Corsa conducido por un hombre de unos 70 años quien, según los testigos, venía sobrepasando autos en camino hacia San Antonio, de donde sería vecino, a gran velocidad.

Los mismos testigos indican que la infortunada víctima, madre de dos hijos menores, se largó a cruzar luego de haberse detenido en la mitad de la calzada porque el vehículo que tenía de frente le dio paso reduciendo su marcha cuestión que no fue advertida por quien venía adelantándose que se encontró con el cuerpo de la mujer de manera intempestiva y la atropelló sin posibilidades de frenar. La muerte inmediata de Mariana tras las heridas recibidas se suma a una lista negra que porta la Cárcano en su haber desde la ampliación de sus carriles concretada en el 2007.

La inmediata reacción de vecinos y entidades da cuenta de esta situación. Desde las redes,  integrantes de Estrellas Amarillas Villa Carlos Paz, organización nacional que propone la concientización sobre la accidentología vial, la mayor causa de muerte de personas en el país, comenta sobre la avenida: “Algo que se necesita con urgencia son reductores de velocidad, en invierno hay un lavadero que tira el agua en ese lugar y hacen de la Cárcano una pista helada. Por ley deben multarse, hay una velocidad máxima para cuando se pasa en vehículos frente a un colegio y allí hay un primario”.

No es la primera vez que la ONG Estrellas Amarillas alerta sobre la Cárcano. Durante 2011 y en conjunto con el centro vecinal Villa Independencia y el colectivo Vecinos Autoconvocados por la Cárcano, la organización hizo un llamado a la población para ubicar sus distintivos en los lugares donde diferentes personas habían perdido la vida víctimas de accidentes. Ya en ese momento, los vecinos señalaban: “Desde que se ejecutó la ampliación de la Av. Cárcano (en 2007), los vecinos vienen reclamando la concreción de estas obras complementarias que hacen falta brindar mayor seguridad peatonal y vehicular. Es imposible concientizar sobre la conducción responsable si no se cuenta con la infraestructura adecuada y las medidas de seguridad correspondientes ((veredas, semáforos, reductores de velocidad, señalética, etc.)”.

Tras el trágico suceso del domingo 28 de febrero, integrantes de los centros vecinales Las Rosas y El Canal alzaron sus voces volviendo a contar la historia penosa de las muertes, de la incertidumbre para cruzar una calle, de la falta de respuestas de las autoridades ante el reclamo ya no por seguridad vial sino por una vida más segura.

Sofía Leyría, vicepresidente de Las Rosas recordó: “Desde el 2007, cuando se terminó la obra de ampliación, comenzamos los vecinos a alertar sobre los accidentes que sucedían casi a diario. Cuando ensancharon la ruta y comenzaron a circular más autos se notó que la velocidad aumentaba.  Es muy fácil ver cuáles son los problemas, aquí en Cárcano y Filipinas está la parada de colectivos, la gente necesita cruzar para tomarlo, muchas veces viene y se apuran para que no los deje, hay ahí un negocio de electricidad del automotor que deja que todos los autos estacionen en la vereda por lo que la gente se tiene que bajar a la calle a tomar el colectivo. Si hay autos estacionados en la parada, que siempre hay, la gente tiene que pararse casi en el medio de la calle a tomarlo, nadie los cuida ni toma ninguna medida. El Centro Vecinal ha enviado notas, tenemos guardadas notas desde el 2013 dirigidas a Germán Rivero de Transporte, a Giménez cuando estaba en Inspectoría pidiendo para que hagan algo. Ya en ese momento una señora fue atropellada por un camión, pero no obtuvimos ninguna respuesta”.

Con respecto a los pedidos concretos, indicó que les niegan la posibilidad de poner un semáforo porque les dicen que quedarían muy cerca. Contra esto los vecinos aseguran que, “los autos largan en el semáforo del Centro de Inquilinos como si fuera una pista de carrera hasta el próximo semáforo y los vecinos que quedamos al medio nos las tenemos que arreglar. Pedimos otras soluciones, badenes, reductores, no tienen en cuenta que están dentro de la ciudad, van a máxima velocidad, esto es un loquero, los colectivos no pueden parar, los conductores paran para comprar en un negocio en la parada de colectivos y a nadie le importa. Esta muerte se podría haber evitado, los accidentes ya han sido muchos, esto se tiene que acabar, no tenemos que esperar más muertos”.

Desde el centro vecinal El Canal, en la margen opuesta, Yoli Gallardo asevera: “La Cárcano es una arteria con mucha velocidad, de noche no tiene la iluminación suficiente y esta es una zona muy poblada. Nos dijeron que no podían poner reductores de velocidad y tampoco semáforos porque hay uno en Juncal y otro en el barrio de los Inquilinos y eso sería superponerlos. Esa fue la respuesta pero yo creo que el municipio tendrá técnicos, personas que estudian el tema  y pueden analizar la problemática específica que se desarrolla en este lugar y dar alguna solución urgente: de un semáforo a otro los automovilistas alcanzan una velocidad altísima. En esta zona los vecinos desarrollan su vida de uno y otro lado de la avenida,  es una zona muy poblada, hay paradas de colectivos enfrente, mucha circulación de peatones que están desprotegidos y para muestra esta muerte atroz que vivimos hoy, esta mujer que deja dos niños sin mamá. No se puede demorar la solución”.

Los vecinos suman ausencia de iluminación adecuada, falta de sendas peatonales, descuido de veredas, señalética insuficiente que obligue a reducir la velocidad en zona urbana y la prohibición de sobrepaso con líneas amarillas, refuncionalización para los vehículos que quieren doblar hacia la izquierda sobre la Cárcano y, sobre todo, piden ideas (aunque parezca extraño, parece que no surgen con la abundancia y la velocidad necesaria) y no sólo negativas ante sus solicitudes urgentes.

Por otra parte, también solicitan ser consultados al tomar decisiones en torno a las necesidades de tránsito de los vecinos y que el mobiliario urbano como señales, semáforos, canteros en el medio, badenes o las medidas que se tomen no salgan de manera teórica de un escritorio y termine siendo inútil para quien debe usarlo en su circulación diaria.

La concejala Laura Orce de Unión para el Desarrollo presentó en la sesión del jueves pasado un pedido de revisión de los estudios realizados en la avenida Cárcano “en toda su longitud, y en particular la zonas afectadas por los siniestros acontecidos y de público conocimiento. Proceda en consecuencia a la urgente colocación, de un semáforo vehicular y peatonal con contador de tiempo y con sonido para las personas no videntes, como así también, proceder a la marcación de sendas peatonales en la intersección y cruce de calle referida, como así también  en todos aquellos lugares en donde el estudio solicitado determine la urgencia y necesidad de la implementación de tales medidas”.

Dicha solicitud fue remitida a la comisión se Seguridad para su estudio y, según manifestó la concejala, “espero una pronta resolución porque la temática es de suma urgencia para los vecinos”.

 

Números negros

Desde 2007 a 2011 se registran por lo menos (aunque pueden ser más) siete accidentes fatales en la avenida Cárcano. La fecha del cálculo coincide con la ampliación de la arteria que debía ser acompañada con una serie de obras de refuncionalización por parte del gobierno municipal que permitieran la circulación segura de peatones y vehículos en los populares barrios del sur de la ciudad y, en definitiva, de vecinos y visitantes.

De más está recordar que la Cárcano conecta a la ciudad con las localidades del sur de Punilla y con el camino de las Altas Cumbres que recorre el valle de Traslasierra y alcanza límites provinciales.

A las muertes deben sumarse infinidad de accidentes de gravedad diversa que ocasionaron secuelas en personas y bienes materiales.

Desde 2011 hasta la fecha existe registro de, por lo menos, otras seis víctimas fatales entre otros tantos heridos, lesionados, incapacitados y mutilados de los cuales no hay datos ciertos en los organismos oficiales, si en la memoria negra de quienes viven en los alrededores de la avenida.

Como para recordar y mantener fresco en la memoria, las muertes ocurridas en los últimos cinco años:  el 16 de mayo de 2011, un joven de 19 años perdió la vida trágicamente a las 7 de la tarde en una colisión que se produjo en la esquina de Cárcano y Los Tulipanes, barrio Villa Independencia.

El 6 de octubre de 2013, dos jóvenes que se conducían en un auto a las 5 de la mañana impactaron contra una columna en Cárcano y Ayacucho  y luego se estrellaron contra el frente de un comercio. Ambos dejaron de existir, uno de ellos dentro del auto y el otro despedido por el propio golpe.

Apenas un mes después, en la madrugada del 16 de noviembre de 2013, una joven de 17 años falleció por las heridas recibidas tras un accidente protagonizado por una moto en la cual viajaba como acompañante que colisionó con un auto en Cárcano entre Algarrobo Grande y Las Rosas.

El 13 de febrero de 2014, a las 12 del mediodía, un hombre de 62 años sobre una moto fue atropellado por una camioneta y falleció en la esquina de Cárcano y Kepler.

En la madrugada del 6 de abril del 2015, un hombre de 70 años atropelló con su Renault Clío un caballo suelto sobre la Cárcano, entre Santa Ana y Filipinas, como consecuencia del impacto perdió la vida.

El final de este luctuoso listado, seguramente incompleto, lleva el nombre de Mariana Andrea Pereira, mamá de dos hijos, de 33 años, mujer trabajadora y reconocida vecina que murió arrollada sin piedad por un vehículo, sólo cuando intentó cruzar la avenida Cárcano a las nueve y media de la noche de un domingo cuando se iba yendo el verano.

 

Nota correspondiente a la edición n° 407 del semanario La Jornada, del 06 de marzo de 2015.

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